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La Preocupación de Ava #
Era diciembre en el tranquilo pueblo de Willowdale, y las noches eran más oscuras que nunca. Ava, una niña valiente con cabello dorado, observaba el cielo lleno de estrellas desde su ventana, preocupada por la llegada de la Navidad.
“¿Y si Papá Noel se pierde?” susurró al cristal empañado. “¿Y si la oscuridad es demasiado grande?”
La idea la había inquietado durante días. Decidió encontrar la estrella más brillante del cielo para guiar a Papá Noel hasta el pueblo. Se vistió con su abrigo rojo y salió a la noche helada. Su aliento se transformaba en pequeñas nubes blancas.
De pronto, desde las sombras saltó Félix, su fiel compañero, un pequeño zorro con pelaje naranja brillante.
“¡Félix! ¿Vienes conmigo?” exclamó Ava.
El zorro movió la cola en respuesta. Juntos caminaron hacia el borde del pueblo donde comenzaba el bosque.
El Encuentro en el Bosque #
La oscuridad del bosque envolvía a Ava como un océano de sombras, pero Félix a su lado le daba valor. Poco a poco, la luna se alzó en el cielo, iluminando el camino con su luz plateada. La nieve en el suelo capturaba esa luz lunar y la reflejaba.
De repente, un zumbido suave y musical llegó hasta ellos. Siguieron el sonido hasta llegar a un claro en medio del bosque. Allí, posado sobre la rama de un enorme roble, descansaba un búho majestuoso. Sus plumas brillaban bajo la luz de la luna como si estuvieran cubiertas de pequeños cristales.
“¿Quién eres?” preguntó Ava, asombrada.
“Soy Luna, la Cantante de la Noche,” respondió el búho. “Y tú estás buscando la estrella más brillante.”
Ava le contó su historia: sus preocupaciones sobre Papá Noel, su determinación de encontrar la estrella más brillante.
Luna escuchó con atención. “Puedo ayudarte, pero primero debes entender el verdadero significado de la Navidad.”
Ava asintió. “Haré lo que sea necesario.”
La Lección de Luna #
Luna extendió sus alas y voló por el bosque. Los guió por un sendero entre los árboles, mostrándoles escenas que Ava nunca había visto.
Vieron animales compartiendo el calor, ayudándose en momentos de necesidad. Cada escena era una lección silenciosa. Ava comenzó a comprender algo importante.
“La Navidad no se trata solo de regalos,” dijo Luna. “Se trata de compartir el calor cuando hace frío, de cuidar a los que necesitan ayuda, de amar a los demás.”
“La verdadera luz de la Navidad,” continuó Luna, “vive en el corazón de cada persona que elige ser amable y compasiva. Esa luz es más poderosa que cualquier estrella.”
Félix se presionó contra Ava, y ella lo abrazó, sintiendo su calidez. Incluso eso era parte de la lección.
La Estrella Más Brillante #
Finalmente llegaron a un gran prado en lo alto de una colina. El cielo se extendía lleno de estrellas que brillaban con intensidad. Pero había una que destacaba por encima de todas: resplandecía como un faro, llenando a Ava de una alegría que nunca había sentido.
“¿Ves esa estrella, Ava?” preguntó Luna. “Es un símbolo del amor y la bondad que vive en cada uno de nosotros. Esa luz brilla en tu corazón cuando decides ser valiente, cuando compartes, cuando ayudas.”
“Esa estrella guiará a Papá Noel,” continuó Luna, “porque su luz es la misma que brilla en los corazones de todos los que creen en la magia del amor. El espíritu de la Navidad siempre estará en tu corazón.”
Ava sonrió. Sabía que esa luz la acompañaría siempre.
El Regreso a Casa #
Mientras regresaba al pueblo con Félix y Luna, Ava sintió que la magia de esa noche seguía envolviéndola. El bosque ahora se sentía como un amigo.
Al llegar al pueblo, se despidió de Luna.
“Gracias, Luna. Nunca olvidaré esta noche.”
“Recuerda: la luz más brillante está aquí,” Luna inclinó su cabeza hacia el corazón de Ava, “esperando a ser compartida.”
Luna desapareció entre las sombras del bosque.
Ava regresó a casa con el corazón ligero. Antes de cerrar los ojos, miró por la ventana. La estrella más brillante resplandecía en el cielo. Sonrió, sabiendo que Papá Noel la encontraría, guiado por esa luz y por la que brillaba en su corazón.
La verdadera luz de la Navidad no está solo en el cielo, sino en cada corazón que elige compartir amor, bondad y esperanza con los demás.