Si quieres ver el v铆deo, haz click en la siguiente entrada
Preparaci贸n para la Batalla #
Tras entender la importancia de la valent铆a y la confianza, Carlos y Lumin se prepararon para enfrentar a la figura oscura en su propia guarida. “Debemos ser fuertes, Lumin”, dijo Carlos, mirando a su amigo. “Y enfrentar nuestras sombras.”
La guarida de la figura oscura estaba en una cueva profunda, donde la luz apenas penetraba. Carlos y Lumin entraron, sintiendo una pesadez en el aire. “Aqu铆 es donde debemos luchar”, murmur贸 Carlos.
La figura oscura apareci贸, sus ojos fr铆os brillando en la penumbra. “Han venido a enfrentarme”, dijo con una voz que resonaba en la cueva. “Pero no pueden ganar contra la oscuridad.”
Carlos se plant贸 firmemente. “La oscuridad no es m谩s fuerte que nosotros. Todos tenemos oscuridad y luz en nuestro interior”, declar贸.
La Batalla de la Luz #
La batalla comenz贸. Lumin volaba alrededor de la figura, esquivando sus ataques oscuros, mientras Carlos buscaba una forma de ayudar a su amigo. La figura lanzaba sombras que intentaban envolver a Lumin, pero el drag贸n de cristal brillaba con fuerza, resisti茅ndolas.
Entonces, Carlos tuvo una idea. “Lumin, 隆absorbe la oscuridad! 隆Puedes controlarla!” grit贸.
Lumin entendi贸 y, con un brillo intenso, comenz贸 a absorber las sombras lanzadas por la figura oscura. La cueva se iluminaba cada vez m谩s con cada sombra que Lumin absorb铆a.
La figura oscura grit贸 de frustraci贸n al ver que su poder era absorbido. Con un 煤ltimo esfuerzo, Lumin absorbi贸 toda la oscuridad de la cueva, dejando a la figura oscura d茅bil y vencida.
Carlos corri贸 hacia Lumin. “隆Lo hiciste!” exclam贸. Pero not贸 que Lumin se hab铆a transformado. Ahora, en su interior, una peque帽a sombra flotaba, contenida por su luz brillante.
“Sabes, Lumin”, dijo Carlos suavemente, “todos tenemos una sombra en nuestro interior. Pero t煤 me has ense帽ado que podemos controlarla y no dejar que nos domine.”
Un Eco de Luz y Sombra #
Era hora de volver. Al salir de la cueva, Carlos se encontr贸 de nuevo en su jard铆n. Lumin brillaba a su lado, pero era evidente que no pod铆a quedarse en su mundo.
Con l谩grimas en los ojos, Carlos abraz贸 a Lumin. “Debes quedarte en el valle, amigo m铆o. Aqu铆 es donde perteneces.”
Lumin roz贸 suavemente la mejilla de Carlos y, con un 煤ltimo brillo, desapareci贸. En la mano de Carlos qued贸 un peque帽o cristal, dentro del cual flotaba una diminuta sombra.
